+54 11 4331 6323 secretaria@accioncatolica.org.ar

12 de mayo | Solemnidad de la Ascensión del Señor

Evangelio del día: Marcos 16, 15-20.

Papa Francisco, Regina Coeli, 13 de mayo de 2018.

“Esta fiesta contiene dos elementos. Por una parte, la Ascensión orienta nuestra mirada al cielo, donde Jesús glorificado se sienta a la derecha de Dios (cf. Mateo 16, 19). Por otra parte, nos recuerda el inicio de la misión de la Iglesia: ¿Por qué? Porque Jesús resucitado ha subido al cielo y manda a sus discípulos a difundir el Evangelio en todo el mundo. Por lo tanto, la Ascensión nos exhorta a levantar la mirada al cielo, para después dirigirla inmediatamente a la tierra, llevando adelante las tareas que el Señor resucitado nos confía”.

Después de resucitar Jesús comparte con sus discípulos momentos en los que los prepara para su partida, el asciende al Padre pero les deja una misión, “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” [Mc 16,15].

Hoy esas palabras resuenan en cada uno de los bautizados, que como los apóstoles, tenemos la misión de llevar el Evangelio a todos los hombres y mujeres con los que compartimos la vida.

Continúa diciendo el Papa Francisco”

La misión confiada por Jesús a los apóstoles ha proseguido a través de los siglos, y prosigue todavía hoy: requiere la colaboración de todos nosotros. Cada uno, en efecto, por el bautismo que ha recibido está habilitado por su parte para anunciar el Evangelio La Ascensión del Señor al cielo, mientras inaugura una nueva forma de presencia de Jesús en medio de nosotros, nos pide que tengamos ojos y corazón para encontrarlo, para servirlo y para testimoniarlo a los demás. Se trata de ser hombres y mujeres de la Ascensión, es decir, buscadores de Cristo a lo largo de los caminos de nuestro tiempo, llevando su palabra de salvación hasta los confines de la tierra. En este itinerario encontramos a Cristo mismo en nuestros hermanos, especialmente en los más pobres, en aquellos que sufren en carne propia la dura y mortificante experiencia de las viejas y nuevas pobrezas. Como al inicio Cristo Resucitado envió a sus discípulos con la fuerza del Espíritu Santo, así hoy Él nos envía a todos nosotros, con la misma fuerza, para poner signos concretos y visibles de esperanza. Porque Jesús nos da la esperanza, se fue al cielo y abrió las puertas del cielo y la esperanza de que lleguemos allí.

Renovemos el ardor misionero, para salir a anunciar a Jesús vivo, para que todos conozcan la salvación que nos ha regalado con su muerte y resurrección y vivan plenamente la alegría de saberse amados y redimidos.

¡Somos misión!

  • Intensifiquemos nuestras actividades.
  • Generemos nuevos proyectos.
  • Salgamos al encuentro del hermano y pongámonos al servicio.
  • Seamos testigos alegres y esperanzados con nuestros gestos y acciones.
  • Busquemos con creatividad mejorar aquellas realidades que lo necesitan.
  • Sumémonos  a las propuestas en marcha.
  • Animémonos a enfrentar nuevos desafíos.

Jesús camina con nosotros, creamos y vivamos su promesa “Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” [Mt 28,20b].